10 de junio de 2011

Me acuerdo que hace un par de años, cuando fuimos a Santa Rosa, visitamos un parque donde estaba este tanque. Lo que me llamó la atención son los dos millones de litros de capacidad que tiene y que, como no sé nadar, si me caería ahí no sabría cómo salir.
Digamos que, últimamente, me siento en el fondo del tanque del parque. No sé si todo el tiempo, pero los viernes me matan. Es como si durante el resto de la semana aprendiera a nadar, llegara hasta el borde, tomara un poco de aire, para que llegue el viernes (o jueves a la noche, en su defecto) y me hundiera, tocara el fondo con los deditos del pie.
Es más, a veces me quedo en el fondo un par de días. A veces sola, otras veces con mi familia de resaltadores, apuntes, papelitos y tapers con gelatina de diferentes sabores. Este finde, por ejemplo..nada más que en estos días, las algas y yo contamos con la presencia de Thompson, Ong, Grimson, Simone y muchos autores más que hablan de temas copados que, además, entran en el parcial del lunes.-

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