Creo
que la vida tiene esos “momentos sémaforo”. Viste cuando vas
caminando por la vereda, esperás para cruzar en la esquina y el
semáforo esta en verde...hay un
momento, una milésima de segundo en que no pasa ningún auto en
ninguna dirección (si no entendés, parate en una esquina con dos
semáforos y vas a ver). Bueno, la vida, la rutina tiene momentos de
ese tipo: no pasa nada, ni para arriba, ni para abajo, no hay acción.
Pero,
guarda! A veces después de esos momentos en que el semáforo está
en rojo se viene la tormenta del año,
se viene un huracán al estilo Estados Unidos, al estilo “El Mago
de Oz”, donde todo se revoluciona, donde todo pierde su lugar
original y te planteas tu vida como la minita de la historia (con la
diferencia de que no te encontrás con espantapájaros, hombres de
ojalata y cosas así...o si?)
El
tema es que a veces, después de los semáforos tenés varias
opciones. Podés arrancar y meter primera, segunda y tercera en menos
de veinte metros, o podés meter primera, ver que onda y seguir.
A
veces esos momentos post- semáforo en rojo
indican que ya tocaste fondo ¿Por qué no pasa nada? Porque
ya pasó todo y estás tirada ahí, esperando que pase la vida,
que la rutina prenda la lucecita verde
para seguir. Y ahí es cuando decidís. Decidís qué hacer, si poner
primera, segunda y tercera y reacomodarte y buscarle lugar a las
cosas después del huracán del que sobreviviste ; o poner primera
con cara triste, vivir en un amarillo de
semáforo en forma constante, dudando de poner segunda y bancarte el
verde.
Decidís
qué hacer. Decidís ponerte feliz por un final aprobado,
decidís reírte de algunas charlas de colectivo, decidís aceptar
invitaciones a cumpleaños a los que en otro momento no irías,
decidís disfrutar la rutina y las pequeñas cosas, decidís borrar
canciones de tu lista de reproducción, decidís no compartir tu vida
con gente que no te hace tan bien, decidís ponerte feliz con lo que
estudias, decidís invertir tiempo con gente con buena energía,
decidís reirte y no darle importancia a pequeñeces sin sentirdo,
decidís mandar mensajer, decidís dar segundas oportunidades,
decidís...
Porque
al fin y al cabo todo está basada en decisiones, desde que te parás
en un semáforo hasta que te parás en la vida misma. Aparte, el
verde es esperanza y el arrancar
siempre, pero siempre, trae cosas buenas.
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