Siempre es medio loco volver a estos lugares por los que andamos sólo cuando resulta un poco raro. Nunca soporté extrañar. Es horrible extrañar. Y aunque a veces hay cosas o personas que no vemos seguidos, cuando sabemos que nunca más vamos a tenerlo cerca empezamos a extrañar de una manera asquerosa. El abrazo, la locura, la despedida temporal que sólo nosotros supimos como fue. De verdad, te voy a extrañar.
Si soy sincera, vivir sola es mucho más perfecto de lo que alguna vez imagine. No voy a negar los momentos en los que no todo es perfecto. Existen, siempre. Pero por suerte tengo un par de campeonas de la vida que me acompañan y hacen de estos momentos los mejores recuerdos que nos podamos guardar para siempre.
Todo está muy raro, porque después de tanto pedir salir de la meseta acá estamos, viviendo altibajos de los más intensos. No siempre buenos, no siempre malos. Como dice una amiga: intensos. Porque no se puede describir de otra manera la construcción de recuerdos, las risas hasta el dolor de huesos, los llamados para hablar de sueños, las distancias que se achican, los ojos que te miran y te reflejan y dicen tanto, la posibilidad de nuevos comienzos, la metamorfosis de ciertos lazos, los seres que agradezco al universo que me haya puesto en el camino.
Intenso.
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